viernes, 23 de abril de 2010

.......El origen

7 u8 años tenía cuando mis padres, cansados de aguantar a un torbellino en casa que lo rompía todo decidieron apuntarme a un grupo de jóvenes excursionistas para que el poco tiempo que me quedaba libre estubiese con alguna otra ocupación. Comenzamos con los primeros campamentos, eso si que eran verdaderas actividades que te curtían, donde los servicios eran unas letrinas excavadas en la tierra a las que tenías que echarles tierra con una pala despues de....., Las duchas eran las frías aguas del río y el pasatiempo era patear por el monte, las tirolinas, los puentes monos y el rappel.
No estoy totalmente seguro, pero creo que en el año olímpico, el 92 fue el principio de todo.
Eramos unos chavales de15 años muy inquietos y con un largo verano por delante. Al principio del verano, mi amigo Dani, que ya llevaba algún tiempo en esto de la trepa consiguió engañarme (algo no muy difícil) para que le acompañara en bicicleta a una vieja cantera en las afueras de Astorga.
Yo por aquel entonces , recordando mi etapa de boy scout, ya estaba familiarizado con el tema de las alturas , los Arneses caseros con cuerda de esparto, el trepar la muralla romana de Astorga en solo integral y esas cosillas que se hacen de crío sin pensar que te puedes partir las 2 piernas.
Aquel día llegamos al citado lugar y nos preparamos para rapelar desde la peña de la forti. La cuerda era una mezcla entre cuerda de tender la ropa y cuerda de atar alpacas, y recuerdo que estaba empalmada por un par de nudos. No teníamos más material que la citada cuerda, unas toallas, unos gatos, las bicicletas y un walkman con una cinta de nirvana. El material de escalada de mi amigo Dani lo guardaba celosamente su madre porque no le dejaba ir a escalar por su cuenta.
Desde ese mismo día y en ese mismo momento es cuando comence a escuchar palabras tan taras cono dulfer, falcas, clavos , plomos y pense que a este se le había ido la pinza.
No recuerdo bien donde atamos la cuerda, posiblemente a algún árbol y creo que no muy gordo además. La técnica que utilizamos fue la dulfer, es decir pasar la cuerda por el cuerpo entre piernas y hasta el hombro para luego pasarla por detras de la espalda, menos mal que aquél día llevabamos toallas porque de lo costrario ahora tendría alguna cicatriz más en mi cuerpo provocada por el roce de la cuerda. Debimos hacer 3 o 4 rapeles y milagrosamente la cuerda no se partió.
Cansados ya de estar colgados como chorizos nos acercamos a la pequeña pared de cuarcita para lo que realmente importaba, escalar.
Lo fácil sin cuerda y lo mas difícil nos asegurabamos a cuerpo desde arriba, así pasabamos las primeras tardes del verano del 92.
Luego llegaron las primeras escaladas por "el pico del halcón", en tabuyo del monte, en las hoces de vegacervera, valdehuesa y picos de Europa. Alli lo realmente importate era pasar el rato y subir, como fuera pero subir.
En aquella época la ética de la escalada no era tan importante y los estribos caseros con cordinos eran la prolongación de uno mismo. Los clavos "caseros" los hacía un herrero de por aqui, los plomos estaban hechos con el cable de los frenos de las bicicletas y plomos de los precintos que tomabamos prestados de los contadores de la luz de algún edificio, falcas de madera de fresno y haya y los empotradores más baratos pero funcionaban a la perfección (el empotramiento de nudos con cordinos viejos) La cabeza ayudaba mucho con este tipo de escalada y material, realmente no eramos conscientes del peligro que corriamos.
Pronto emperzaron las primeras clásicas , el espolón de los franceses, Variante Régil de los horcados, sur de peña santa, el espíritu de las hoces todo ello seguido de largos periodos de inactividad.
Pero lo realmente importante era Escalar, echarse unas risas y escalar. Daba igual si pisabas un clavo, daba igual si lanzabas el "lazo" a un árbol 3 metros por encima tuyo para superar una placa. podías estar solo en vegacervera y de vez en cuando veías a algún punky por allí incluso escalando en solitario. Si te encontrabas con algún escalador solo había buen rollo y tranquilidad, mucha tranquilidad..

2 comentarios:

  1. Bonita historia Jorge. Me ha encantado.
    El año pasado empece con el tema de la escalada pero me da un poco de yuyu. Creo que esos comienzos que citas, ayudan y mucho a saber andar...trepar en el monte. Como empieces de mayor las sensaciones de vertigo pueden contigo aunque no lo padezcas.
    Una historia preciosa, gracias.

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  2. gracias hombre! La verdad es que estos días he estado mirando antiguas fotos en papel , que me han hecho recordar viejas vivencias
    saludos

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